martes, 8 de septiembre de 2015

Septiembre



        En estos días el campo huele a metano​,​  a descomposición​, a​ animal muerto​,​ a estiércol, ​a herrumbre... Ha llovido​.​​ L​a tierra se ensancha, se esponja y se vuelve voraz.  La vida se alimenta de la muerte. El agua abandona la materia sólida, el gas a ambos y millones de insectos se encargan de acompañar a cada elemento a su espacio, al lugar de cada cual, el sitio que cada uno tiene en las diferentes esquinas del salón de baile que es el mundo y donde volverán a juntarse un día para bailar y danzar durante lo que dure la canción de cada cual.
          Después del baile de la vida nueva llega el otoño, momento en el que tantos bailes se han detenido, donde despacio cada uno va ocupando su lugar en los ángulos del salón para esperar observando. El otoño tiene una belleza incontestable y nos muestra  todos los besos, todos los rubores y todos los sarpullidos que el roce de los muchos bailes que en primavera y verano han sido han dado como fruto.
         Esto sucede en la calle, fuera de la casa, en el camino.

 


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